Aunque anteriormente había hecho mejillones tigres y siendo el relleno prácticamente igual, he querido en esta ocasión darle forma de croquetas porque los he presentado sobre una mayonesa que he aligerado con un poco de caldo de cocción de los mejillones. También he sustituido parte de la leche de la bechamel por este caldo, consiguiendo con ello un sabor más intenso a mejillones.
Para la bechamel:
Elaboración:
Lavar bien los mejillones y quitar todos los restos que tengan por fuera. Desechar los abiertos y los rotos.
Poner en una cazuela amplia un buen chorro de vino blanco, echar los mejillones, tapar y dejarlos durante 8-10 minutos hasta que se abran al vapor.
Una vez abiertos, quitar las conchas y quitar los pelillos. Colar el líquido que han soltado durante la cocción y colarlo por un colador de malla muy fina o un filtro de los de café. Reservar los mejillones picados por un lado y el caldo de cocción por otro.
Picar la cebolla fina y sofreír en la mezcla de aceite y mantequilla a fuego suave. Cuando la cebolla esté blandita, incorporar la harina y cocinar durante 2 minutos removiendo continuamente para que no se queme. Ir añadiendo la mezcla de leche y caldo de cocción sin dejar de mover para que no salgan grumos. Rallar un poquito de nuez moscada. Cocinar hasta que veáis que espesa. Un minuto antes de retirar del fuego, echar los mejillones picaditos y remover bien para que se integren en la bechamel. Echar en un recipiente amplio, tapar con film transparente y cuando se haya enfriado guardar en el frigorífico hasta el día siguiente.
Dar forma a las croquetas y pasar por huevo batido y pan rallado. Freír en abundante aceite de oliva bien caliente. Dejar escurrir sobre papel de cocina para quitar el exceso de aceite.
- 700 ml de leche entera.
- 300 ml. del líquido de abrir los mejillones.
- 100 gr. de mantequilla.
- 80 gr.de aceite de oliva virgen extra.
- 180 gr. de harina.
- 1/2 cebolla.
- Nuez moscada recién molida.
Elaboración:
Lavar bien los mejillones y quitar todos los restos que tengan por fuera. Desechar los abiertos y los rotos.
Poner en una cazuela amplia un buen chorro de vino blanco, echar los mejillones, tapar y dejarlos durante 8-10 minutos hasta que se abran al vapor.
Una vez abiertos, quitar las conchas y quitar los pelillos. Colar el líquido que han soltado durante la cocción y colarlo por un colador de malla muy fina o un filtro de los de café. Reservar los mejillones picados por un lado y el caldo de cocción por otro.
Picar la cebolla fina y sofreír en la mezcla de aceite y mantequilla a fuego suave. Cuando la cebolla esté blandita, incorporar la harina y cocinar durante 2 minutos removiendo continuamente para que no se queme. Ir añadiendo la mezcla de leche y caldo de cocción sin dejar de mover para que no salgan grumos. Rallar un poquito de nuez moscada. Cocinar hasta que veáis que espesa. Un minuto antes de retirar del fuego, echar los mejillones picaditos y remover bien para que se integren en la bechamel. Echar en un recipiente amplio, tapar con film transparente y cuando se haya enfriado guardar en el frigorífico hasta el día siguiente.
Dar forma a las croquetas y pasar por huevo batido y pan rallado. Freír en abundante aceite de oliva bien caliente. Dejar escurrir sobre papel de cocina para quitar el exceso de aceite.