Otra de gazpachos o cremas frías. Partiendo del típico salmorejo cordobés, le añadimos remolacha y conseguimos un salmorejo con ese toque a remolacha.
La remolacha además le da un color rojo más intenso, ya que si lo haces solo con tomate queda más anaranjado. También conseguimos que esté menos ácido.
En lugar de añadirle el típico huevo cocido y jamón, le hemos puesto un trozo de ventresca en conserva.
Ingredientes:
- 700 gr. de tomates.
- 200 gr.de remolacha cocida.
- 70 gr.de pan del día anterior.
- 1 diente de ajo.
- 1 cucharadita de sal.
- 3 cucharadas de vinagre de Jerez.
- 130 gr.de aceite de oliva virgen extra.
Elaboración:
Ponemos en el vaso de la batidora todos los ingredientes menos el aceite y trituramos a velocidad media durante 1 minuto.
A continuación trituramos a máxima velocidad durante 3 minutos o hasta que esté todo totalmente triturado.
Accionamos la batidora a velocidad media y vamos añadiendo el aceite a hilo hasta terminar con ella.
A la hora de servir el salmorejo, una vez en el bol, escurrimos el aceite de la ventresca y ponemos con cuidado encima del salmorejo con cuidado que no se hunda.
Echamos unas gotas de aceite de oliva virgen extra y... listo para tomar.
Nota: aconsejo escurrir el aceite de la ventresca, porque la asignatura pendiente de la mayoría de las conserveras es el aceite que utilizan a la hora de elaborar sus productos. La mayoría llevan aceite vegetal, pero no indican de qué tipo de aceite se trata (soja, palma, girasol, etc.). Aunque cada vez se ven más conservas que llevan aceite de oliva, ese líquido insulso y desprovisto de la mayoría de los componentes beneficiosos que incorpora el aceite de oliva virgen. Pero es difícil encontrarte una conserva que el aceite que incorpore sea aceite de oliva virgen, el auténtico zumo de aceitunas.
Aún tengo pendiente hacer un post para hablaros de los diferentes aceites de oliva que nos podemos encontrar en el mercado y de las diferencias entre ellos.