Menú de Navidad en Restaurante Virú


Durante estas fechas no solo preparamos comidas en casa, sino que muchas veces quedamos a comer o cenar en algún restaurante con familiares o amigos, por eso en estos días intentaré hacer alguna reseña de algunos de los restaurantes en los que he comido últimamente para que os sirva de referencia.

El que os quiero presentar hoy es un restaurante peruano magnífico, donde se mezcla la cocina tradicional con un toque de modernidad, se trata del Restaurante Virú.

Virú abrió sus puertas en octubre de 2010 y su propuesta se ha consolidado ya, no solo como una de las más firmes de la alta cocina peruana en Madrid, sino también como ejemplo de la mejor vanguardia culinaria. Virú es la consecución del sueño de su propietario y artífice Kiko Zeballos, un cocinero de alma y profesión que aprendió a hacer cebiches casi antes que a montar en bicicleta. Nacido en la localidad pesquera de Sullana, al norte de Perú, Kiko empezó “trasteando” en los fogones de su madre y pronto inició su formación profesional, primero en Le Cordon Bleu de Perú y después en algunos de los más la prestigiosos templos culinarios de España y Lima. Fascinado por la revolución culinaria de Ferrán Adriá, a mediados de los 90 se instaló definitivamente en nuestro país donde ha pasado, entre otros, por Hacienda Benazuza (el hotel sevillano de El Bulli), El Chaflán y Astrid&Gastón, en el que ejerció como jefe de cocina hasta que decidió independizarse y abrir su “propia casa”.

Comenzamos la comida con los aperitivos.



un pisco pasión, llamado así por llevar maracuyá y que estaba buenísimo.


Surtido de pan de la casa, un pan muy rico y tierno, una mezcla de pan y bizcocho.


Otro aperitivo de cremoso de judión y salmón y chupito de calabacín


Continuamos con un cebiche mixto, que incluía corvina, pulpo, mejillones, chipirón y langostinos con cebolla morada, zumo de lima y aji limo.


Siguió el salmón híbrido con verduras encurtidas, soja y jengibre.


Magníficos también los langostinos dos texturas, crujientes y cremosos en salsa dulce con cacahuete y tirabeque crujiente.


Otro pisco, éste con Gin Ale


A continuación el plato que más me gustó junto al costillar de buey, pulpo brasero. Pulpo a la parrilla, marinado en salsa especiada; servido con espuma de yuca y ajo.


Pez mantequilla en costra de especias con emulsión de papa y albahaca, salsa agridulce de lulo y tubérculos crujientes.


El último plato de pescado fue raya escabechada con patatas y cebolla caramelizada.


El plato de carne consistió en un estupendo costillar de buey laqueado con cremoso de zanahoria y pera en costra de pistachos. Para la realización de este plato se necesitan siete horas de cocción y otras tantas de preparación. Altamente recomendable.


El punto final lo pusieron estos dos postres, granizado de aguaymanto y suspiro de lucuma.


Kiko Zeballos salió a saludarnos, estuvo charlando unos minutos con nosotros y nos explicó como hacía algunas de sus platos, ya que según nos dijo él mismo "no hay secretos, si tuviera secretos sería un cocinero egoísta".


Sin duda, un restaurante muy recomendable.


Restaurante Virú
C/ Claudio Coello Nº 116
C.P. 28006. Madrid.

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